Nuevo estudio pone en duda lo que sabíamos acerca de la formación de estrellas

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Nuevo estudio pone en duda lo que sabíamos acerca de la formación de estrellas

(NASA)

La Vía Láctea alberga alrededor de 200.000 millones de estrellas. Aunque tenemos una idea sobre cómo nacen y se forman, los detalles son todavía un misterio. Ahora, un equipo de científicos ha publicado un estudio que pone en duda mucho de lo que creíamos saber al respecto, dejando a todos desconcertados.

Los resultados de la investigación, realizada por Nolan Habel de la Universidad de Toledo, aparecerán en The Astrophysical Journal; pero por ahora están disponibles en el sitio de preimpresiones arXiv. La NASA también compartió varios fragmentos en su web oficial

¿Cómo se forman las estrellas?

El modelo de formación estelar más aceptado nos dice que las estrellas se forman a partir del colapso de enormes nubes de gas molecular frío. Estas son comprimidas por la gravedad hasta el punto en que se forma una protoestrella, iniciando la fusión nuclear. 

Pero solo alrededor del 30 por ciento de la masa de la nube inicial termina en una estrella. ¿A dónde se va el resto del gas? 

Hasta ahora lo explicábamos de la siguiente manera: a medida que la estrella crece, comienza a producir un poderoso viento solar, empujando el material lejos de ella. Además, el material que logra caer en la estrella, interactúa con sus campos magnéticos y son dirigidos hacia los polos a través de las líneas de campo. Aquí, el material es lanzado hacia el espacio en forma de poderosos jets o chorros de plasma. 

El empuje de estos dos efectos, conocido como retroalimentación estelar, aleja al material de la nube. Esto crea una cavidad alrededor de la estrella que se hace cada vez más grande, limitando su crecimiento y determinando su masa final.

Al menos, eso es lo que se pensaba.

¿Qué sucede realmente?

Los astrónomos observaron 304 protoestrellas en la región de formación estelar del Complejo de Orión. Luego de estudiarlas, no encontraron evidencia sobre si las cavidades mencionadas crecen de forma constante a medida que la estrella aumenta de tamaño.

Esta imagen terrestre ofrece una vista amplia de todo el complejo de nubes de Orión, la principal región de formación de estrellas más cercana a la Tierra. El material rojo es gas hidrógeno ionizado y calentado por radiación ultravioleta de estrellas masivas en Orión. Las estrellas se están formando en nubes de gas hidrógeno frío que son invisibles o aparecen como regiones oscuras en esta imagen. La línea ondulada de puntos amarillos, comenzando en la parte inferior izquierda, es una imagen superpuesta de 304 estrellas nacientes tomada por el Telescopio Espacial Hubble. (NASA)

«En un modelo de formación estelar, si comienzas con una cavidad pequeña, a medida que la protoestrella evoluciona rápidamente, su flujo de salida crea una cavidad cada vez más grande hasta que el gas circundante finalmente desaparece, dejando una estrella aislada», dijo Habel.

«Nuestras observaciones indican no haber un crecimiento progresivo que podamos encontrar, en ese sentido las cavidades no están creciendo hasta expulsar toda la masa en la nube. Por lo tanto, debe haber algún otro proceso que elimine el gas el cual no terminará en la estrella».

Según Tom Megeath, coautor del estudio, hallaron que “al final de la fase protoestelar, donde la mayor parte del gas ha caído de la nube circundante a la estrella, varias estrellas jóvenes todavía tienen cavidades bastante estrechas.

«Entonces, esta imagen que aún se tiene comúnmente lo determinante de la masa de una estrella y lo que detiene la caída del gas es la creciente cavidad de salida que lo recoge todo. Esto ha sido fundamental para nuestra idea sobre cómo procede la formación de estrellas, pero simplemente no parece ajustarse a los datos aquí».

Aunque es posible que los vientos y los jets desempeñen un papel en este proceso, parecen no ser tan decisivos como pensábamos. Sin observaciones más detalladas, es imposible saber qué sucede aquí. Por ahora, los astrónomos seguirán realizando simulaciones para intentar identificar otros mecanismos que intervendrían en la formación estelar.

 

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